¿Por qué escalar el Monte Everest? La respuesta del montañista británico George Mallory
-entonces la cumbre permanecía inalcanzada- es hoy famosa:
Por que esta ahi (Because it's there). Leemos en esta respuesta la idea de algo cuya sola existencia
formula un desafío a la humanidad, la necesidad de lograr lo inalcanzado.
Puede parecernos a veces que el mundo científico se encuentra en cruzadas de esta misma índole.
Leemos que se construyen cada vez nuevos y más grandes aceleradores; telescopios más potentes,
en lugares más y más exóticos. Aunque el simple desafío sugerido por Mallory existe, la motivación
fundamental en el caso de la ciencia suele ser otra (la búsqueda de una teoría única que contenga
a todas las demás leyes, en el primer caso; hurgar en el pasado o la estructura del universo,
en el segundo).
Durante el comienzo del siglo anterior, una de las gestas que ocupó a los físicos consistió
en la búsqueda de temperaturas muy cercanas a la más baja posible (el llamado cero absoluto
de temperatura). Se iniciaba con ello una rama de gran actividad y desarrollo en la ciencia
contemporánea: la física de bajas temperaturas. En el contexto del párrafo anterior podemos
preguntarnos: ¿cuál es la motivación de un científico en la búsqueda de temperaturas
más y más bajas? A lo largo de esta charla intentaré responder esta pregunta, ilustrando con
algunos ejemplos qué es lo que encontramos en el laboratorio cuando enfriamos sistemas muy
particulares cerca del cero absoluto de temperatura.