El año 2005 fue declarado el Año Mundial de la Física por la Unión Internacional de Física Pura y aplicada (IUPAP). La UNESCO lo declaró asimismo Año Internacional de la Física. ¿Por qué se eligió el año 2005?
En 1905 Albert Einstein, publicó cuatro trabajos en la revista alemana Annalen der Physik, la más prestigiosa revista de Física del momento. El fotón, la Teoría de la Relatividad y la explicación del movimiento Browniano nacían en 1905 de la mano de un joven empleado de la ofician de patentes en Berna. Después de cien años, el profundo efecto que tuvieron esos trabajos en la Física, justifican designar a 2005 como Año Mundial de la Física.
Particularmente para nosotros el año 2005 tiene especial significación. En 1905 nacía la Universidad Nacional de La Plata y, con ella el Instituto de Física, el actual Departamento de Física, la primera Institución de enseñanza e investigación de Latinoamérica.
Esta feliz coincidencia hace que el Año Mundial de la Física sea un acontecimiento doblemente importante. La Asociación Física Argentina promueve la realización de actos en todo el país, exhibiciones, conferencias de divulgación, congresos científicos, visitas a las escuelas, publicaciones y otras actividades. Contamos con el apoyo de las Universidades, del CONICET y de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires, entre otras, a quienes agradecemos profundamente el apoyo.
Pero la declaración del Año Mundial de la Física en sí parecería no tener mayor importancia, hemos ya transitado por las declaraciones de años internacionales de muchas cosas sin que hayan tenido ninguna repercusión en nuestras vidas. ¿Pasará esta año como los otros? ¿Qué repercusión tendrá en nuestras vidas?
El conocimiento empírico de ciertos principios físicos ha tenido desde los primeros tiempos de la humanidad una profunda influencia en la vida del hombre, basta señalar el uso de la palanca y de la rueda como ejemplo, pero cuando aquellos conocimientos empíricos se comenzaron a incorporar racionalmente se fue edificando la ciencia, los efectos fueron mucho más notables. La ciencia de la antigüedad, donde la física, la astronomía y la matemática no tenían aún identidad, tuvo un desarrollo muy conectado con la vida corriente generando tecnologías de vital importancia para la vida del hombre.
En el transcurso de los siglos la Física, como el resto de las ciencias, fue desarrollándose en cuerpos de sólida estructura sin dejar de cumplir el rol primitivo de generar conocimientos de aplicación que hicieron y hacen al bienestar de la sociedad. Desde los principios del siglo pasado, donde el año 1905 marcó un punto de inflexión, la Física sufrió un avance abismal tanto en su concepción como en la inmensidad de conocimiento acumulado, producción que repercute en la vida corriente.
Es así que hoy en día nos rodean infinidad de productos basados en los principios físicos cuya presencia no se debe una mera casualidad sino que su invención ha sido posible gracias al descubrimiento de cada vez más complejas propiedades del mundo físico y de los procedimientos para su aprovechamiento. Una mención de ellos sería una lista interminable y hasta sorprendente. Hemos incorporado esos elementos a nuestra vida tan naturalmente que nos parecen que siempre existieron y no los conectamos con las ciencias físicas, hecho que parece no tener importancia.
Este “acostumbramiento” de la existencia de la tecnología nos hace olvidar que un progreso futuro requiere continuar, e incluso incrementar, el estudio de los procesos fundamentales. Los problemas agudos hacen que las preocupaciones de la población se vuelquen únicamente hacia las urgencias, los gobiernos –no siempre conscientes de la necesidad de la ciencia y la educación– suelen descuidar el problema generando una espiral descendente altamente peligrosa.
El Año Mundial de la Física pasará como un año más si no logramos tomar conciencia de la importancia de la Física para la vida de la Humanidad. Importancia que va desde las aplicaciones prácticas hasta la intrínseca necesidad del conocimiento. Pero esa toma de conciencia no debe ser un proceso árido sino al contrario, debemos tomarlo como una fiesta, la fiesta donde aprendamos a asombrarnos con las maravillas de la naturaleza que la Física nos muestra, festejar el espíritu creativo del hombre, su imaginación y su sentido de la aventura. Acercar nuestros hijos y nietos a sentir la alegría del descubrimiento y rendir tributo a los que, con su visión y esfuerzo, nos permiten hoy gozar de una de las mayores satisfacciones del ser humano, la aventura del conocimiento. Todos estamos invitados.
Dr. J. Raul Grigera
Profesor Titular de la UNLP
Investigador Superior del CONICET
Presidente de la Asociación Física Argentina (AFA)